miércoles, 12 de enero de 2011

Cuestionando el crecimiento económico.

Este es el título de un comentario que me he encontrado publicado por Peter Victor (economista en la Universidad de Toronto) el pasado 18 de noviembre de 2010 en la revista Nature (una de las revistas científicas más prestigiosas). Me ha parecido un artículo bastante interesante en el que se expone el efecto del crecimiento económico de parte de nuestras sociedades sobre el planeta, pero además se plantean y analizan posibles alternativas en mi opinión bastante razonables, aunque esto depende de quién las interprete.

Peter Victor nos muestra cómo la humanidad ha utilizado demasiados recursos naturales y ha sobrepasado el límite necesario para un correcto funcionamiento del planeta en diversos ámbitos como el clima, liberación de nutrientes, pérdida de biodiversidad y superficie natural (con la correspondiente pérdida de servicios ecológicos, de los cuales ya os he hablado en entradas anteriores). La producción bruta en peso de materiales, incluyendo los combustibles, se ha incrementado un 800% en el último siglo, con el consiguiente incremento de consumo de recursos y producción de desechos que acaban de nuevo en la Naturaleza. Al mismo tiempo la población ha crecido de 1.6 a 6 (actualmente casi 7) mil millones de personas que además hemos ocupado y transformado una gran parte la superficie de la Tierra. Todo esto ha sido debido al crecimiento económico, del cual ni los beneficios ni los costos o daños han sido igualmente repartidos. El crecimiento económico no parece por tanto un buen camino.


Una vez ya en contexto nos plantea la pregunta que da un giro al comentario, es la siguiente: Si las economías pueden desarrollarse y cómo, de forma que respeten las fronteras biofísicas del planeta y alimenten a los casi 9 mil millones de personas que se esperan para mitad de siglo.

Tres opciones serían las que nos plantea:
  1. Que los países desarrollados continúen luchando por un crecimiento económico mientras intentan reducir el impacto sobre el planeta. Lo que implicaría apostar por que el crecimiento económico puede ser separado del consumo de materiales y energía rápida y exitosamente.
  2. Promover el crecimiento en sectores que utilicen pocos recursos como el sector servicios siempre que esto no implique cambiar el consumo de recursos y la producción a otros países.
  3. Limitar el crecimiento en sí mismo

Esta última opción es apoyada por varios motivos: a) el crecimiento no está relacionado con medidas de felicidad; b) el crecimiento ha sido acompañado por una mayor desigualdad que ha derivado en problemas como la salud pública, y el malestar y descontento social; c) las posibilidades de mejora del mundo en desarrollo disminuirán si los países desarrollados continúan "invadiendo" más espacio ecológico, consumiéndoles más recursos naturales.

Esta opción está en contra de la perspectiva de una enorme cantidad de gobiernos y sociedades multinacionales. Debemos ser conscientes de que de las 100 mayores economías del mundo la mitad son estas sociedades multinacionales. Muchos países han respondido a la creciente crisis financiera con medidas desesperadas para reanudar el crecimiento económico, y es que desde los años 50 el crecimiento económico se ha convertido en una política prioritaria en si misma.

Actualmente necesitamos establecer una economía que cambie su objetivo de crecimiento por unos de estabilidad, resiliencia (capacidad de recuperarse tras desestabilizarse) y bienestar. El economista Herman Daly ha propuesto una economía en la que algunos de sus principios serían: que el consumo de los recursos naturales no supere su tasa de renovación; la tasa de extracción de recursos no renovables no debe ser superior a la tasa de creación de sustitutos renovables; que la liberación de deshechos no supere la capacidad del ambiente para asimilarlos; o proteger la tierra y el agua para evitar la competencia entre los humanos y el resto de organismos.

Daly y John Cobb han propuesto un "Índice de bienestar económico sostenible" (ISEW) incorporando la degradación de la Naturaleza, el agotamiento de los recursos y otros factores. Otros indices se han comenzado a desarrollar tras un informe de 2009 realizado por los ganadores del Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen.  La cuestión es que ya Simon Kuznets en 1934 observó que "el bienestar de un país puede ser pobremente inferido a partir de los ingresos nacionales".

Algunas claves que nos plantea como pasos necesarios para conseguir un decrecimiento económico serían: reducir la cantidad de trabajo anual de las personas dividiendo el trabajo entre más fuerza obrera, la mayor disponibilidad de tiempo libre podría estimular economías que utilicen pocos recursos como aquellas relacionadas con la cultura (conciertos, museos, teatro, cine,...), o el turismo entre otros; programas mejor financiados contra la pobreza; una población estable (ya obtenida en muchos países desarrollados); y políticas más estrictas en medio ambiente y recursos, basadas en los principios de Daly.

Si bien, muchos científicos consideran que un "crecimiento cero" no es suficiente y miran seriamente al "decrecimiento": disminuir las economías desarrolladas para igualarlas con los recursos y límites medioambientales. El decrecimiento es necesario en cuanto al uso de materiales, energía fósil, tierra y agua.

Posteriormente nos plantea el debate sobre si este tipo de economía sería compatible con el capitalismo por los efectos que causaría en éste, y nos recuerda el hecho de que incluso en una economía decreciente algunos sectores crecen, como las energías renovables.

Mientras el crecimiento económico permanezca como algo tan importante para los políticos a nivel global la humanidad está tristemente atada de manos, y esto debe cambiar. La gente de a pie está dirigiendo su energía a un incremento del bienestar, en parte acudiendo a productos y materiales locales para su alimentación, vestimenta y otras necesidades. Las instituciones de todo tipo - financieras, políticas, legales, educativas, religiosas o sociales- que se hayan desarrollado para prosperar en una economía rápidamente creciente tendrán que adaptarse. Éste será el mayor reto y el cómo aún no puede ser respondido.

Termina diciendo que ante un futuro de cambio global (en toda su extensión, desde el cambio climático a sus efectos en los ecosistemas y en la sociedad) las economías desarrolladas deben planear un camino justo con los límites del planeta y que incluso los países en desarrollo tendrán que hacerlo en su momento. Bien hecho, esto podría llevar a vidas más plenas y satisfactorias para todos.


Victor, Peter. 2010. Nature. Vol 486: 370-371.

Las ilustraciones han sido tomadas de Eneko.



1 comentario:

  1. Primo!

    Lo que acabo de descubrir!

    Lo siento mucho, con todo el tema del abuelo olvidé que me habías escrito, y que tenías un blog... y ahora vengo y me doy cuenta de que es un SEÑOR BLOG! BRUTAL!

    Que ganas tengo de empezar a leer todo lo que pones! Aunque no se acercan ni un poquíto a las ganas que tengo de verte! ¿Cuándo te subes?

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