domingo, 23 de enero de 2011

Servicios de los ecosistemas. Su funcionamiento y estado.

¿Cuál es la fuente de los servicios ecológicos?

En el primer post os hablaba sobre los recursos naturales y los servicios de los ecosistemas. Comenté que las interacciones de las especies que viven en ellos, entre sí y con su ambiente, son las que permiten que el ecosistema "funcione". Podríamos hacer un símil con un reloj en el que las diferentes especies son las piezas, y su interacción permite medir el tiempo, limpiar el agua, renovar el suelo fértil, proteger de la erosión, obtener alimento... Hay muchos procesos que se dan lugar en los ecosistemas, y también existen diferentes grupos de especies o grupos funcionales. Las especies que conforman un grupo funcional  intervienen en procesos similares.

Como podemos ver el funcionamiento de los ecosistemas es el que nos provee de servicios beneficiosos para la sociedad. Las actividades humanas están afectando este funcionamiento. El Millenium Ecosystem Assesment (MEA), 2005 muestra que el 60% de estos servicios de los ecosistemas de los que nos beneficiamos ha  disminuido debido a las actividades humanas, siendo la mayor pérdida en los últimos 50 años. Hemos tenido un impacto enorme en los ecosistemas mediante los cultivos, el pastoreo, la pesca, la caza, la tala maderera, desvíos de cauces fluviales, construcción de ciudades, consumo excesivo de agua de los acuíferos, contaminación por uso de fertilizantes, y muchas más... Estamos afectando tanto a las especies como a su ambiente, estamos rompiendo los engranajes del reloj.

¿Algunos datos de su estado?

Un estudio en 20 países Europeos muestra que ha disminuido la población del 45% de las especies de aves.

En Estados Unidos el 48% de las especies de aves de las praderas están amenazadas.

La mitad de las 5000 especies de mamíferos han disminuido sus poblaciones y un cuarto están en peligro de extinción.

Las extinciones de especies animales de agua dulce se estima que serán al menos 5 veces superiores a las de especies terrestres o aves.

No sólo perdemos algunas especies y poblaciones, también perdemos partes de comunidades y ecosistemas, y con ellos también parte de la capacidad de producción de servicios que estos nos brindan. Según el MEA, tres cuartos de los bosques mediterráneos templados han sido transformados por actividades humanas y más de la mitad de otros 5 de los 13 biomas estudiados han sido transformados. Se ha perdido el 96% de la superficie de bosque original de Europa.

Los ecosistemas marinos también han sufrido mucho desde hace mucho tiempo. Los efectos interactivos de la destrucción del habitat, la sobrepesca, la introduccción de especies, el calentamiento, la acidificación, toxinas, aporte de nutrientes, ... los están devastando.  El 80 % de los grandes vertebrados marinos, el 65% de las fanerógamas marinas (son plantas, no algas) y el 67% de los humedales se han perdido. Estamos incrementando exponencialmente el número de zonas marinas costeras completamente muertas.

Al igual que los ecosistemas marinos costeros, los bosques de manglares y los corales también están sufriendo, por ejemplo el 40% de los arrecifes de coral se ha perdido en los últimos 40 años y la tasa anual está en el 1-2%. Parece mentira que de ellos dependa el sustento de unos 500 millones de personas.

Los ecosistemas de agua dulce son unos de los más alterados. La mitad de los humedales del mundo han sido alterados. La agricultura es la fuente del 60% de la contaminación que llega a lagos y ríos de Estados Unidos. Hemos construido más de 45.000 presas de más de 15m de altura. Los cambios en el régimen del caudal de los ríos altera la diversidad ecológica y el funcionamiento de los sistemas lacustres, así como el flujo de sedimento, el régimen térmico, y otros aspectos que afectan al funcionamiento de estos ecosistemas.

El desarrollo de los satélites ha permitido cambiar nuestra perspectiva de los procesos a gran escala. Las imágenes de satélites ha permitido la obtención de fotografías realmente impactantes. Os invito a un juego entretenido: Localiza daños graves que se le están haciendo a la naturaleza con imágenes de satélite (una forma sencilla es utilizando Google Earth / Maps)

Gran parte de este daño se ha llevado a cabo en los últimos 50 años.

Aquí podéis ver parte del daño que se está haciendo:


Captura de panta de Google Earth. Podemos observar una parte del Amazonas que ha sido completamente talada. La linea amarilla equivale a 100km.

Ampliación de la captura de pantalla anterior. La linea amarilla equivale a 1km.

Como ésta hay muchas zonas en todo el Amazonas y el resto del globo. Espero que la próxima vez que penséis en sitios como este no os quedéis con el nombre y lo que se ve en los documentales. Gracias a herramientas como estas podemos tener una idea más realista.

¿Qué se espera?

Los cambios que estamos llevando a cabo en el planeta afectan a estas especies de forma diferencial y esto además desestabiliza las relaciones entre ellas. Se producen desajustes en la relación de diferentes especies como flores y polinizadores, crecimiento de pastos y consumo por los herbívoros; pero también de éstas con su ambiente. Todo ello aumenta la fragilidad de las redes de interacciones que nos proveen de los servicios de los ecosistemas. Se estima que el 37% de las especies existentes estén abocadas a la extinción para el 2050. Si las temperaturas aumentan más de 2-3 ºC sobre los niveles preindustriales se sugiere que el 20 - 30% de especies de plantas y animales estén en alto riesgo de extinción.

Poblaciones de diferentes especies podrían adaptarse evolutivamente a estos cambios, pero la evolución es mucho más lenta que la velocidad a la que el ambiente está cambiando, especialmente en especies con largos tiempos de generación.

La resiliencia es la capacidad que tiene un sistema de volver a un estado previo tras una perturbación, pero cuanto más pertubado un sistema y cuantos más grupos funcionales pierde más difícil es que se recupere. Los sistemas con una baja resiliencia aún serán capaces de generar servicios, pero cuando sufran una perturbación (inundación, aumento temperatura, sequía...) puede que sea muy difícil que se recuperen y los servicios que generen se vean gravemente afectados.

El cambio climático no solo afecta a la biodiversidad,  los ecosistemas o los servicios que estos ofrecen. Es fácil darse cuenta de que las sociedades de todo el mundo también están implicadas, tanto en sus causas como en sus efectos. Actualmente existe un desafío enorme para políticos y gestores. No son responsables con el medio ambiente, pero deberían serlo ya que la vida de la gente, aunque parezca de forma indirecta, depende muy directamente de la naturaleza. Los problemas ya se han hecho de notar en muy diferentes aspectos, incluso ya tenemos refugiados climáticos, o zonas en las que el hambre aumenta debido a la falta de agua y producción primaria. En estas últimas además se espera que la inseguridad alimenticia haya aumentado en 2030.
 
Campos de refugiados en Haití.

miércoles, 12 de enero de 2011

Cuestionando el crecimiento económico.

Este es el título de un comentario que me he encontrado publicado por Peter Victor (economista en la Universidad de Toronto) el pasado 18 de noviembre de 2010 en la revista Nature (una de las revistas científicas más prestigiosas). Me ha parecido un artículo bastante interesante en el que se expone el efecto del crecimiento económico de parte de nuestras sociedades sobre el planeta, pero además se plantean y analizan posibles alternativas en mi opinión bastante razonables, aunque esto depende de quién las interprete.

Peter Victor nos muestra cómo la humanidad ha utilizado demasiados recursos naturales y ha sobrepasado el límite necesario para un correcto funcionamiento del planeta en diversos ámbitos como el clima, liberación de nutrientes, pérdida de biodiversidad y superficie natural (con la correspondiente pérdida de servicios ecológicos, de los cuales ya os he hablado en entradas anteriores). La producción bruta en peso de materiales, incluyendo los combustibles, se ha incrementado un 800% en el último siglo, con el consiguiente incremento de consumo de recursos y producción de desechos que acaban de nuevo en la Naturaleza. Al mismo tiempo la población ha crecido de 1.6 a 6 (actualmente casi 7) mil millones de personas que además hemos ocupado y transformado una gran parte la superficie de la Tierra. Todo esto ha sido debido al crecimiento económico, del cual ni los beneficios ni los costos o daños han sido igualmente repartidos. El crecimiento económico no parece por tanto un buen camino.


Una vez ya en contexto nos plantea la pregunta que da un giro al comentario, es la siguiente: Si las economías pueden desarrollarse y cómo, de forma que respeten las fronteras biofísicas del planeta y alimenten a los casi 9 mil millones de personas que se esperan para mitad de siglo.

Tres opciones serían las que nos plantea:
  1. Que los países desarrollados continúen luchando por un crecimiento económico mientras intentan reducir el impacto sobre el planeta. Lo que implicaría apostar por que el crecimiento económico puede ser separado del consumo de materiales y energía rápida y exitosamente.
  2. Promover el crecimiento en sectores que utilicen pocos recursos como el sector servicios siempre que esto no implique cambiar el consumo de recursos y la producción a otros países.
  3. Limitar el crecimiento en sí mismo

Esta última opción es apoyada por varios motivos: a) el crecimiento no está relacionado con medidas de felicidad; b) el crecimiento ha sido acompañado por una mayor desigualdad que ha derivado en problemas como la salud pública, y el malestar y descontento social; c) las posibilidades de mejora del mundo en desarrollo disminuirán si los países desarrollados continúan "invadiendo" más espacio ecológico, consumiéndoles más recursos naturales.

Esta opción está en contra de la perspectiva de una enorme cantidad de gobiernos y sociedades multinacionales. Debemos ser conscientes de que de las 100 mayores economías del mundo la mitad son estas sociedades multinacionales. Muchos países han respondido a la creciente crisis financiera con medidas desesperadas para reanudar el crecimiento económico, y es que desde los años 50 el crecimiento económico se ha convertido en una política prioritaria en si misma.

Actualmente necesitamos establecer una economía que cambie su objetivo de crecimiento por unos de estabilidad, resiliencia (capacidad de recuperarse tras desestabilizarse) y bienestar. El economista Herman Daly ha propuesto una economía en la que algunos de sus principios serían: que el consumo de los recursos naturales no supere su tasa de renovación; la tasa de extracción de recursos no renovables no debe ser superior a la tasa de creación de sustitutos renovables; que la liberación de deshechos no supere la capacidad del ambiente para asimilarlos; o proteger la tierra y el agua para evitar la competencia entre los humanos y el resto de organismos.

Daly y John Cobb han propuesto un "Índice de bienestar económico sostenible" (ISEW) incorporando la degradación de la Naturaleza, el agotamiento de los recursos y otros factores. Otros indices se han comenzado a desarrollar tras un informe de 2009 realizado por los ganadores del Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen.  La cuestión es que ya Simon Kuznets en 1934 observó que "el bienestar de un país puede ser pobremente inferido a partir de los ingresos nacionales".

Algunas claves que nos plantea como pasos necesarios para conseguir un decrecimiento económico serían: reducir la cantidad de trabajo anual de las personas dividiendo el trabajo entre más fuerza obrera, la mayor disponibilidad de tiempo libre podría estimular economías que utilicen pocos recursos como aquellas relacionadas con la cultura (conciertos, museos, teatro, cine,...), o el turismo entre otros; programas mejor financiados contra la pobreza; una población estable (ya obtenida en muchos países desarrollados); y políticas más estrictas en medio ambiente y recursos, basadas en los principios de Daly.

Si bien, muchos científicos consideran que un "crecimiento cero" no es suficiente y miran seriamente al "decrecimiento": disminuir las economías desarrolladas para igualarlas con los recursos y límites medioambientales. El decrecimiento es necesario en cuanto al uso de materiales, energía fósil, tierra y agua.

Posteriormente nos plantea el debate sobre si este tipo de economía sería compatible con el capitalismo por los efectos que causaría en éste, y nos recuerda el hecho de que incluso en una economía decreciente algunos sectores crecen, como las energías renovables.

Mientras el crecimiento económico permanezca como algo tan importante para los políticos a nivel global la humanidad está tristemente atada de manos, y esto debe cambiar. La gente de a pie está dirigiendo su energía a un incremento del bienestar, en parte acudiendo a productos y materiales locales para su alimentación, vestimenta y otras necesidades. Las instituciones de todo tipo - financieras, políticas, legales, educativas, religiosas o sociales- que se hayan desarrollado para prosperar en una economía rápidamente creciente tendrán que adaptarse. Éste será el mayor reto y el cómo aún no puede ser respondido.

Termina diciendo que ante un futuro de cambio global (en toda su extensión, desde el cambio climático a sus efectos en los ecosistemas y en la sociedad) las economías desarrolladas deben planear un camino justo con los límites del planeta y que incluso los países en desarrollo tendrán que hacerlo en su momento. Bien hecho, esto podría llevar a vidas más plenas y satisfactorias para todos.


Victor, Peter. 2010. Nature. Vol 486: 370-371.

Las ilustraciones han sido tomadas de Eneko.